Roxxy tenía grandes pechos rojizos y soñaba con un hombre alfa que la dominara. Un día, conoció a Leonardo, un italiano apuesto y dominante.
Leonardo la invitó a cenar y Roxxy aceptó encantada. Acabaron en la cama, desnudos, y cuando Leonardo le pidió que se pusiera de rodillas, Roxxy se estremeció. Él la penetró con fuerza, sujetándola por las axilas.
Roxxy gemía y suplicaba más, encantada de ser tratada como una perra. Nunca experimentó tanta sumisión y placer. Leonardo la sometió a exploraciones salvajes durante horas, probando cada posición.
Ella se corrió sin parar, gritando el nombre de Leonardo. Había encontrado al alfa que deseaba. Una conexión intensa y salvaje estaba naciendo.
Leonardo la poseía como si fuera suya, dominándola a voluntad. Roxxy dejó de soñar y comenzó a vivir sus fantasías junto a él. Una historia de dominación y placer desbordante había comenzado.
Las manos de Leonardo sujetaban sus pechos mientras la cogía con fuerza desde atrás. Roxxy gimió, rendida a sus deseos. La vida con Leonardo era mejor de lo que soñó nunca.